Hay momentos en los que estás parada en algun lugar del mundo y queres arrebatar un instante con un disparo. Y en un trabajo conjunto entre la cámara y el ojo humano, comnzás a componer una fotografía. De ahí en adelante, la fotografía es simplemente un disparador: una imagen inacabada pero nunca vacía. Hay una parte de esa imagen que termina de construirse cuando uno la mira, existiendo tantas interpretaciones posibles como individuos la contemplen.